“¡Quiero llegar a todo y no tengo tiempo!”. Seguro que has dicho esto muchas veces. Demasiadas. La psicóloga Silvia Gutiérrez nos transmite unos consejos sobre cómo no ser tan autoexigente con una misma, liberarse de tantos quehaceres y aprender a dedicarse más tiempo a una misma.
En nuestro propósito de mejorar nuestro bienestar, es fundamental la voluntad para hacerlo. Es posible que estés pensando en la cantidad de tareas que haces al día y que no tienes ni un momento para ti. Si esto sucede, está claro que algo falla. Así nos lo explica la experta Silvia Gutiérrez en un video donde nos ofrece una serie de tips para pasar de super a simplemente woman.
Para nuestra psicológa más Vividora, lo fundamental es que comiences a tomar consciencia primero sobre la importancia que tiene para ti cuidarte y, segundo, sobre la elevada exigencia que te has autoimpuesto para llegar a todo, hacerlo tú todo y ser perfecta en todo. No hay respiro posible, no hay espacio al bienestar y, por tanto, no hay margen para poder disfrutar de tu día.
Este ritmo, solo hará que elevar tu nivel de cortisol en sangre o, lo que es lo mismo, tu nivel de estrés, generando un estado de defensa y ataque que, lejos de conectar con tu necesidad de bienestar, calma y energía proactiva, te conectará con emociones como la frustración, la culpa o el vacío.
La autoexigencia suele ir relacionada con poca flexibilidad mental, donde cada vez se quiere más y nada es suficiente. Está muy relacionada con el perfeccionismo y nos afecta de forma directa en la autoestima a través del autoboicoteo constante.
Únete a la Comunidad &
Newsletter de Vividoras
El problema de la autoexigencia
La autoexigencia, como todo en la vida, cuando la llevas al extremo, se convierte en un aspecto que nos genera más problemas que soluciones.
Es más, la propia sobrecarga de tareas puede llevarte al extremo opuesto, como es el de la procrastinación pasiva. Hace referencia a las conductas que postergamos de manera consciente, aquello que posponemos “a propósito” y que ya realizaremos cuando nos encontremos “bajo presión”’.
En ambos casos, estamos hablando de miedo al fracaso, visto como algo malo, angustioso y que no puede permitirse. Es por este motivo por el que, para evitar fracasar, se prefiere procrastinar, retrasar la acción.
Si esto ya está sucediendo, es momento de parar por un instante para tomar consciencia de tu diálogo de saboteador a la hora de ponerte trabas a ti misma y creer firmemente que no eres capaz de alcanzar tu objetivo. Es momento de comenzar a ser más permisiva contigo misma, con tus circunstancias y aprender a priorizar, de una vez por todas, necesidades reales.
Deshazte de tu capa de superwoman, libérate de tantos to-does y comienza a ser más coherente con lo que, en realidad, es bueno para ti.
Empieza por algo simple que puedas cambiar en tu rutina, como, por ejemplo, leer un par de hojas antes de dormir, salir de trabajar antes, respetar el tiempo de tus comidas, hacer tiempo para llamar a esa amiga que hace tanto que no habláis, date un paseo diario, …
Incluso, ¿qué tal si comienzas por compartir con otras personas, delegar y pedir ayuda?
Porque hay mucho que vivir, hay más contenidos de Vividoras por descubrir
Desde Vividoras queremos ayudarte en la búsqueda de tu bienestar emocional. Para ello, entre otros contenidos, hemos creado un simulador vital para saber en qué etapa de tu vida te encuentras y cómo afrontar las incertidumbres de esta. Si quieres saber más sobre este y otros temas de salud mental, te invitamos a que visites el espacio de Vividoras.