En la compleja danza de las relaciones humanas, uno de los aspectos más desafiantes pero cruciales es determinar dónde debemos trazar la línea, establecer límites personales y, aún más importante, cómo comunicar esos límites de manera efectiva.
¿Qué son los límites y por qué son importantes?
Primero, es importante comprender qué son los límites personales en el contexto de las relaciones personales. Los límites son los puntos en los que determinamos lo que estamos dispuestos a aceptar y lo que no lo estamos en nuestras interacciones con los demás. Establecer límites personales saludables es esencial para mantener relaciones equilibradas y respetuosas. Nos permiten proteger nuestra propia autonomía, bienestar emocional y mantener el respeto mutuo.
Sin embargo, como señala Quincee Gideon, psicóloga americana, es fundamental cuestionar la intención detrás de estos límites. Si un límite está destinado a controlar, coaccionar o manipular a la otra persona, entonces no es un límite saludable. Por ejemplo, un límite saludable podría ser: “Apoyo tu deseo de surfear y ver a tus amigos. ¡Diviértete! Yo me voy a quedar fuera de esto”. En contraste, un límite poco saludable sería: “No apoyaré que salgas con otros hombres mientras surfeas”, que se convierte en una táctica de control.
Otro aspecto relevante sobre los límites es el uso del lenguaje terapéutico. En la era actual, hablar de salud mental y bienestar emocional se ha vuelto viral, y vemos en las redes sociales una proliferación de frases y estrategias sin contexto que pueden llevar a un uso indebido de este tipo de expresiones. Esta situación nos lleva a considerar un lado oscuro de la terapia que a menudo pasa desapercibido.
Rebeca Cáceres, doctora en psicología y psicóloga sanitaria, advierte que tanto el lenguaje terapéutico como la terapia en sí pueden ser herramientas poderosas que, desafortunadamente, a veces se utilizan para manipular a los demás. El descontextualizar la terapia, atribuyendo al terapeuta intenciones o frases para perjudicar a otra persona, es un fenómeno preocupante. Además, las habilidades aprendidas en psicoterapia, como la asertividad, pueden utilizarse de manera perjudicial, expresando comentarios hirientes que, por la forma en que se dicen, tienen un impacto devastador.
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Mantener los límites personales claros de forma saludable
Relacionarse con alguien que está en terapia y que utiliza constantemente términos como ‘asertividad’, ‘autoestima’ o ‘centrado en mí mismo’ puede llevarnos a creer que estamos frente a una persona incapaz de hacernos daño. Sin embargo, es esencial observar si los comportamientos de esa persona continúan siendo los mismos, aunque estén disfrazados de maneras más saludables debido a la terapia. Es fundamental poner atención en una misma y en cómo nos hace sentir esa persona. El problema surge cuando, como la otra persona está en terapia, podemos sentir que somos los que están equivocadas. En tales situaciones, la intuición es valiosa. Si sospechas que estás siendo manipulada mediante el uso de lenguaje terapéutico, considera pedir asistencia profesional y no dudes en buscar ayuda por tu cuenta si es necesario.
Otra bandera roja que debemos tener en cuenta es cuando alguien nos manipula mediante el lenguaje terapéutico y expresa lo mal que se siente con nuestro comportamiento. En estos casos, la persona no necesita recurrir a la violencia física ni emplear un lenguaje vulgar; el simple hecho de que te sientas culpable puede llevarte a ceder a sus deseos y peticiones sin darte cuenta. Esto no son límites; es control. Por ejemplo, si le dices a tu pareja: “No te pongas esa falda que es muy corta”, no estás estableciendo un límite saludable, estás ejerciendo un micromachismo y yendo en contra de sus elecciones personales. En última instancia, esto puede llevar a la coacción y hacer que la otra persona se sienta culpable, asumiendo el papel de víctima y manipulándote para que cambies tu comportamiento.
El bienestar emocional es la prioridad
En Vividoras, entendemos la importancia de mantener límites claros en nuestras relaciones y de priorizar nuestro bienestar emocional. Ser una auténtica Vividora implica mantener relaciones saludables basadas en el respeto mutuo y la comunicación abierta. Si sientes que alguien en tu vida está utilizando el lenguaje terapéutico de manera manipuladora, recuerda prestar atención a cómo te hace sentir y busca apoyo si es necesario.
Tu bienestar emocional es una prioridad, y establecer límites saludables es una parte fundamental de ello. No te sientas culpable por cuidar de tu propia salud mental y emocional. A veces, buscar ayuda externa, como la terapia, puede ser beneficioso para comprender y gestionar mejor tus emociones y relaciones. En el camino hacia tu bienestar emocional, recuerda que tus palabras y tus límites importan. Elige expresarte con honestidad y empatía, y valora tus necesidades emocionales. Tu bienestar es invaluable, y mereces vivir una vida plena y enriquecedora.
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