En un mundo donde la única constante es la incertidumbre, aprender a ver el vaso medio lleno puede marcar la diferencia entre la frustración y el bienestar. Cultivar el optimismo es una habilidad que se puede aprender, un camino que nos lleva a interpretar la realidad de una manera más esperanzadora. Aunque personas sostengan que el positivismo es innato, expertos sugieren que es una habilidad que se puede desarrollar a lo largo de la vida. En Vividoras te daremos las pautas para que así sea.
La construcción del carácter: más allá de la genética
La idea de que la personalidad está predeterminada desde el nacimiento puede resultar reconfortante, pero no es del todo cierta. Profesionales destacan que si bien existen factores biológicos y hereditarios que influyen, no determinan por completo nuestra personalidad. El carácter se desarrolla a lo largo de la vida, influenciado por factores como el aprendizaje, el entorno familiar, las vivencias y el contexto histórico. También indican que, aunque traemos una carga genética al nacer, los cimientos de la personalidad, es decir, el carácter, se forja a través de la experiencia y los referentes familiares. La buena noticia es que, incluso en la edad adulta, podemos elegir cultivar el positivismo. “Elegir” implica seleccionar el enfoque mental que queremos adoptar y estar en el lado positivo del continuo entre positivo y negativo.
El rol del lenguaje interno en el optimismo
Cambiar nuestro lenguaje interno y observar nuestro estilo de pensamiento es esencial para cultivar el optimismo. Profesionales destacan la importancia de reestructurar las conversaciones privadas que tenemos con nosotros mismos. Se trata de dirigir estas conversaciones hacia el lado positivo, evitando la densidad y la intensidad del enfoque negativo. Ser optimista en momentos difíciles requiere un trabajo centrado en desarrollar la autoconfianza y la autoestima, desafiando modelos de infancia y patrones de pensamiento negativos.
Gestionar pensamientos y emociones: clave del positivismo
Cultivar el positivismo implica aprender a gestionar pensamientos y emociones. Las personas optimistas no ignoran lo negativo, pero tienen una actitud que las impulsa a seguir adelante, buscar soluciones y ver la otra cara de la moneda. Este enfoque cognitivo más amplio les permite gestionar las experiencias dolorosas y verlas como parte de la vida, sin juzgarlas como buenas o malas. Conoce cómo gestionas las emociones y tus pensamientos con nuestros tests.
Interpretar los hechos sin creencias restrictivas
Para cultivar el optimismo, es fundamental interpretar los hechos sin creencias restrictivas. La capacidad de diferenciar entre necesidades y deseos juega un papel crucial. Las ideas que nos limitan a menudo están vinculadas a la incapacidad de distinguir entre lo que necesitamos y lo que deseamos. Ver el vaso medio lleno implica observar lo que tenemos en lugar de lo que nos falta, evitando consumir solo experiencias gratificantes y reconociéndonos como seres completos que participan plenamente en la experiencia de la vida, con sus luces y sombras.
El negativismo como excusa para el cambio
Si bien el positivismo genera bienestar, el negativismo puede tener beneficios colaterales que sirven como excusa para evitar el cambio. Sentirse y mostrarse como víctima, incluso cuando no se es, puede generar bienestar al proporcionar una sensación de protección y comodidad. Salir de ese rol puede ser un desafío, ya que implica abandonar la negatividad que, paradójicamente, brinda cierta comodidad. Sin embargo, el cambio hacia el positivismo es posible y necesario para alcanzar un mayor bienestar y conocer esos hábitos asumidos que nos alejan del de una actitud positiva.
Recursos prácticos para cultivar el optimismo
El fomento de la creatividad se presenta como una herramienta útil para evitar bloqueos mentales que llevan al pesimismo. Identificar las fortalezas personales, centrarse en el presente, expresar gratitud y construir relaciones significativas son prácticas que ayudan a dirigir la atención hacia aspectos positivos de la vida. Profesionales resaltan la importancia de cuidar y construir relaciones que intensifiquen las emociones positivas, permitiendo que el cerebro reencuadre de manera más positiva la realidad.
Construyendo una realidad beneficiosa y compatible con la felicidad
La realidad es subjetiva y se construye. Cultivar el optimismo implica construir una realidad que sea beneficiosa y compatible con la felicidad. A través de la elección consciente de nuestros pensamientos, la gestión de nuestras emociones y la adopción de un enfoque positivo ante la vida, podemos embarcarnos en un viaje hacia el bienestar sin caer en la trampa de la positividad tóxica.
En la filosofía de Vividoras está en abrazar el vaso medio lleno. La vida con sus incertidumbres, las impuestas y las que llegan por sorpresa, es una aventura completa.
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