
El ghosting, es una práctica que implica cortar toda comunicación de manera abrupta y desaparecer sin previo aviso, habitual en la sociedad actual. Si antes podías perder el sueño para encontrar las palabras clave para terminar con una relación sin herir ni sentirte mal, ahora pasas página sin responder ni mirar atrás.
Dada su popularidad, el ghosting ha sido objeto de estudio en la Universidad Winthrop de Carolina del Sur, Estados Unidos, y se ha explorado desde diversas perspectivas para comprender su impacto en el bienestar emocional y las complejidades que lo rodean.
Primeros resultados: diferentes formas de ghosting
El ghosting no es un fenómeno blanco y negro, según los primeros resultados de este estudio. Se han identificado formas de realizar esta acción, que van desde desaparecer de la noche a la mañana hasta hacerlo de manera gradual o incluso “orbital”, donde se corta la comunicación, pero se mantiene una conexión superficial en redes sociales.
Entender el contexto para afrontar el ghosting
Una de las conclusiones más interesantes es que, en muchos casos, el ghosting no puede considerarse como tal si la relación no ha sido lo suficientemente duradera o profunda como para que la desconexión sea significativa. Por tanto, esto lleva a una reconsideración de qué puede considerarse como ghosting y qué no, según la naturaleza y la duración de la relación. Es natural experimentar malestar cuando se pierde la conexión con alguien, independientemente de los motivos que hayan llevado a esta desconexión.
Ejemplo de lo que no es ghosting
La psicóloga Susan Krauss Whitbourne señala que entender ciertos contextos puede ayudar a mitigar este malestar. Por ejemplo, si ambas partes dejan de hablar, no se puede considerar ghosting. Esta situación es más común de lo que se piensa y puede deberse a que ambas personas reconocen que la relación no tiene futuro.
Otro escenario que no constituye ghosting es cuando alguien no se comunica debido a problemas más urgentes en su vida, ya sean familiares o profesionales. Todos enfrentamos momentos caóticos en la vida que pueden limitar nuestra capacidad de responder a mensajes o mantener interacciones sociales. En estos casos, es importante ser comprensivos y ofrecer apoyo si es posible.
Tampoco se puede etiquetar como ghosting si la otra persona necesita tiempo para aclarar sus pensamientos. Aunque lo ideal sería que comunicaran esta necesidad, no todos tienen la facilidad de expresar sus emociones de manera clara. Dar espacio y tiempo razonable en estas situaciones es fundamental antes de considerar que se ha producido un ghosting.
Finalmente, es esencial considerar si ha ocurrido algo que pueda hacer que la otra persona se sienta culpable o avergonzada. Si la desconexión se produce después de un evento que podría haber generado estas emociones, es posible que la otra persona evite el contacto por sentirse incapaz de abordar la situación. En tales casos, la comprensión y la empatía pueden ser clave para entender la situación.
En resumen, si el ghosting llega a tu vida, permítete sentir y evita cuestionarte, pero también si alguien se aleja sin motivo aparente, es importante reflexionar sobre estas posibles situaciones antes de asumir que se trata de un ghosting. La comunicación abierta y la empatía son herramientas valiosas para abordar estas situaciones y fomentar un entendimiento mutuo.
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